viernes, 17 de noviembre de 2006

Enredados...


foto Gabriele Rigon


Nos besamos en la oscuridad de la calle, la lluvia cae sobre nuestras cabezas, un beso intenso que bombea oleadas de calor en mi cuerpo, pero el frío del ambiente… mis pezones se disparan hacia el infinito, y recuerdo un pequeño detalle que seguro te encantará:

- No traigo bra... te digo al oído.

- En serio?- me dices tú con un destello en los ojos.

- Sí, y traigo medias de red...

- Y que estamos esperando?

Llegamos a casa y me llevas hasta la recámara, tu sonrisa, siempre maliciosa, siempre deliciosa, me excita aún más, me desnudo lentamente y dejo que me contemples

- Te gusta? ... y te doy la espalda...

Me acaricias las nalgas sobre las medias de red, yo desciendo lentamente besándote el cuerpo hasta llegar al punto exacto de tu placer que acarcio largamente...

Te miro desde ahí, sé qué lo estás disfrutando, tanto que

me tumbas en la cama y fecundas mis senos mientras yo los acaricio… y después de la pregunta innecesaria de si las puedes romper, destrozas las medias casí frenético y… nos hundimos en un terrible absorber simultaneo del aliento, y esa instantánea muerte es bella.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

Atrapado entre tus tetas

Es increible como a veces algo que es totalmente ajeno refleja de manera tan exacta (y vernácula) como me siento.

Atrapado entre tus tetas - Grupo Marrano

Cuando te vi y te conocí,
se me puso el chile bien duro por ti,
como si fuera un burro en primavera.

Luego entendí que yo sin ti,
nunca jamás podría vivir, este calor,
que me endereza la manguera.

Y ahora me tienes atrapado entre tus tetas,
y ahora me tienes, atrapado por tu pasión.

Estoy atrapado entre tus tetas,
pechos mas sabrosos no he probado nunca yo.

domingo, 5 de noviembre de 2006

irremediable

Entramos al cuarto de hotel y notamos que no es lo que las fotos decían, pero lo importante está ahí: la cama.

Acomodo parte del equipaje. Tú te fumas un cigarro afuera, en el pasillo, contemplando la fuente de la planta baja.

Salgo contigo y platicamos un rato, el viaje, la ciudad... A pesar de que son las tres de la mañana, el sueño se ha ido.

Regreso al cuarto y me siento ansiosa, ya quiero tenerte entre mis piernas…

Te llamo, nos alistamos para “dormir”, no sé por qué, mientras platicamos y nos acostamos tengo la sensación de que el cansancio te hará dormir instantáneamente.

Me resigno. Me pongo la pijama.

Te ríes de mí y me dices:

- Para que trajiste eso, no lo vas a necesitar…

Sonrío…

la noche empieza.