lunes, 22 de enero de 2007

Redescubriendo

Ya en el subte, nos despedimos de los amigos y cada cual tomó su rumbo. Hablamos de diferentes cosas, subíamos las escaleras, recuerdo que en ese momento abordabamos el tema del especial afecto de tu madre para conmigo, una voz me asustó, uno de ellos nos había alcanzado, iba a una fiesta cerca de ahí.

Seguimos bromeando y nos despedimos de nuestro amigo. Tomamos el bus y nos bajamos en la esquina. Y entonces resultó que ya no teníamos condones. Siendo la hora que era, tuvimos que caminar varias cuadras para comprarlos. Llegamos y como siempre, el televisor. Nos echamos en el sillón.

Hombres, se la pasan haciendo zaping.

Preparamos la cena y regresamos frente al televisor. Cada vez más cerca, besos profundos y caricias por debajo de la ropa. Luego de un rato, me dio sueño, nos alistamos para dormir.
Salió a relucir el regalo que te dí en la tarde, un boxer muy sexy que te encantó, sin bacilar te lo pusiste. Salía un poco del estilo que acostumbras, pues es muy ceñido, sin embargo te sienta bien.
El boxer tiene una particularidad muy propia para empezar el juego, la parte de enfrente está sostenida con broches de presión y entre jugando y comprobando la calidad de la prenda, quité la parte de enfrente y dejé al descubierto tu pene.
Y fue entonces que mi boca habló por mí. Y me gusta, me gusta mucho jugar con tu pene en mi boca. Se que a ti te excita, que puedo hacer que delires de placer, pero a mí también me excita, mi boca es una zona erógena. Y siempre que tú terminas en mi boca, y bebo tu leche, yo termino humedecida. Y ahora que mi vello ha desaparecido, la humedad corre por mis muslos y nalgas y moja la cama, la alfombra.

Soy tan fácilmente excitable... en tus manos.

Luego metiste tus dedos en mi entrepierna, sintiéndome; tu otra mano en mis senos y tu boca en mi boca que sabía a ti.

Y me hiciste retorcerme de placer.
Al sacar tus dedos empezaste a jugar con mi fluído y te diste cuenta de que era un poco más espeso.
- ¿No es más espeso el fluído cuando estás ovulando?

Oh, no, ahí viene la paranoía, cuando sabes que estamos en días de riesgo te pones inflexible. Esa noche no te sentiría dentro de mí, ni siquiera con el condón. Pensando en que a ti te costaba dominarte, me vi en la necesidad de dominarme y argumentando que en todo caso había que usar la imaginación, nos recostamos mientras, pegado a mi espalda seguías recorriendome.

Y en ese momento inció una noche como sólo una vez habíamos vivido, la primera vez. Los segundos pasaban entre nuestros dedos enlazados sobre mis senos, acariciando, presionando, jalando, redondeando. Los minutos pasaban entre tus dientes cuando te pedía que me mordieras la espalda y recordabas cómo son mis estremecimientos. Las horas pasaban entre tu boca y mi boca, entre mi boca y tu piel, tu boca y mis senos, mi boca y tu sexo, mi sexo y tu boca y nos dieron las dos y las tres, las cuatro y las cinco. Y yo no me quería dormir para seguir contemplándote con la luz pálida de la lámpara. Y tú no podías seguir con los ojos abiertos.

Nos descubrimos, nos gozamos como aquella vez, sin necesidad de penetración, de cópula... Despertamos casi al medio día, con la luz potente del sol, un luz ideal para seguir explorándonos.

No hay comentarios.: