miércoles, 24 de enero de 2007

Tu orgasmo es mi nirvana

¿Con que se puede comparar a Dios? En primer lugar con el coño de las mujeres, es evidente; pero también, quizás, con los vapores de un hammán, en cualquier caso, con algo donde el espíritu pueda llegar a ser posible porque el cuerpo esta saturado de contento y de placer, y toda inquietud ha sido abolida.

Ahora estoy seguro de que el espíritu no ha nacido, que quiere nacer, y que su cimiento será difícil, porque la idea de que nos hemos hecho de el hasta ahora es insuficiente y nociva.

Cuando llevaba a Valerie al orgasmo, cuando sentía su cuerpo vibrar bajo el mió, a veces tenia la impresión, fugaz pero irresistible, de entrar en un nivel de conciencia completamente diferente, exento de todo mal. En esos momentos suspendidos, casi inmóviles en que su cuerpo se elevaba hacia el placer, yo me sentía como un Dios del que dependieran la serenidad y las tormentas.

Esa fue la primera alegría; indiscutible, perfecta.

HOUELLEBECQ, Michel. Plataforma. Barcelona: Editorial Anagrama, 2002. Pág. 147.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"...como un Dios del que dependieran la serenidad y las tormentas..."
curiosa comparación!

Un saludo, Liogat y Lust

venus dijo...

Tu orgásmo mi Nirvana?

Yo me sentía como un Dios del que dependieran la serenidad y las tormentas?

Oh my good!!!!!!!!!!!!

Que sensación más placentera...

Besos placenteros

Etèria dijo...

Esa fue la primera alegría; indiscutible, perfecta.

Ese es el momento en que dejamos de ser humanos para tornarnos dioses del placer.

Besos

Lucia dijo...

Pasé por aquí de casualidad y me encontré con tus letras cargadas de orgasmos y experiencias. Me gustó.
Besos Húmedos