Placer al cubo
Siempre que estoy montada sobre ti, cabalgando, mis manos están sobre tu pecho, te entierro las uñas… soy una salvaje desconsiderada y eso nos encanta...
Mi orgasmo estaba ahí, a un suspiro, no podía detenerme, el placer con sus manos invisibles hacía subir y bajar mis caderas… acercándome al clímax, eché la cabeza hacia atrás, mis gemidos inundaban la habitación, con los ojos cerrados sentía tu mirada quemándome la piel…
El orgasmo llegó... cálido y palpitante, me inundó, me abandoné… por instantes eternos... llegaba la calma… pero entonces, comenzaste a moverte debajo de mí, y en un segundo me levantaste casi medio metro haciendo un arco con tu cuerpo y yo ensartada aún en tu verga…